El quehacer arqueológico es una práctica interpretativa. A veces, incluso, recurre a la imaginación y al artificio, admitirán algunos arqueólogos. Este trabajo imaginativo responde a los límites propios de los restos materiales y de sus contextos, que no siempre lo pueden decir todo sobre el pasado. En otras palabras, es en los límites de la ciencia y de sus métodos donde la pieza arqueológica se abre, se vuelve infinita, se convierte en un punto de partida o en una fuente de inspiración.
#ElAlabadosegún nació en 2020 como una iniciativa digital para explorar el museo y su colección desde la perspectiva de artistas que trabajan en disciplinas diversas como el diseño, el grabado, la cerámica, la ilustración y la pintura. Las obras de #ElAlabadosegún, inspiradas en piezas de la colección, proponen otras formas de conocimiento sobre el mundo precolombino, sus culturas, prácticas y estéticas.
Las formas arquitectónicas de la cultura Tolita fueron provocaciones para las maquetas de Natalia Espinosa. Los colores del pasado precolombino acompañaron las investigaciones con pigmentos naturales de La Suerte. Las figurinas de los “coqueros” inspiraron las ficciones especulativas de Teo Monsalve, así como el encuentro entre la espiritualidad y la ilustración que propone Jazz Buitrón.
La voluptuosidad de la cultura Consaga fue un punto de partida para los grabados de Julianna Montesdeoca, mientras que la geometría de Jama-Coaque fue la referencia para los sellos de Ache ‘HTM’ Vallejo. Las representaciones precolombinas del jaguar alimentaron los estudios sobre felinos de Mo Vásquez, y las botellas fitomorfas de Chorrera son la inspiración detrás de las creaciones del estudio de diseño Orígenes.
Juntas, estas obras demuestran que la pieza arqueológica es un texto abierto.